No, no llevo desde el día que publique la última entrada luchando por salir de cama. Aunque bien podría ser. Parece ser que mi vida alterna una clase de ciclos de actividad con otros de completa dejadez, y estos últimos días han sido uno de ellos. Pero entre la apatía de los madrugones, las clases y las lecturas filosóficas he tenido tiempo para encontrar algo que le de ritmo y que me haga olvidar de la rutina, y es, como no, música. Música sanadora, música balsámica, música. Un salvavidas.
Soy un ignorante en cuanto a la obra de Brett Dennen. Hasta hace cosa de dos semanas, si me preguntases por el, para mí solo tenía dos (brillantes) canciones: 'Ain't No Reason' y 'She's Mine'. Dos temas que aparecieron en momentos importantes de mi vida y que, por cosas que pasan, quise volver a esuchar hace poco. Y fue ahí cuando me topé con Loverboy, el último trabajo del Californiano. Y hay algo en estas trece canciones que han calado hondo en mi. Ajeno como soy a la habilidad/hábito de clasificar por estilos la música, más que nada porque creo que son conceptos demasiado estrechos para algo tan amplio en todos los sentidos, clasificaría este Loverboy como un disco de pop californiano desenfadado. Y lo haría asi, a ojo, pero es que es lo que Loverboy me inspira. Hay algo tremendamente positivo en todos los temas de este disco, una filosofía del ser felices, del no tomarse nada demasiado en serio, de olvidarse de los problemas y vivir la vida, que es al fin y al cabo lo único que tenemos.
Y el desfile de canciones del pelirrojo Brett Dennen son capaces de pintar una sonrisa en un rostro triste, y un día soleado cuando el cielo encapotado y grisáceo está por la labor de amargarnos. Medio trabajo lo hace la juvenil (que no adolescente) voz de Dennen, y los arreglos musicales completan la faena, son líneas de bajo animadas, guitarras desenfadadas, teclados casi se podría decir que felices. Y es que cortes como 'Sidney (I'll Come Running)' o 'Comeback Kid (That's My Dog)' impregnan a uno de esa ilusa felicidad del que a todo lo que no sea tirarse en el cesped y disfrutar del día le da igual. Hay también lugar para temas más intimistas (Make You Fall In Love With Me) y hasta para un corte cuasi-funky de 6 minutos que hace que inconscientemente te dejes llevar por la melodía.
Y es que 'Loverboy' es un disco que te hace sentir. Y es mucho más de lo que se puede decir de una gran parte del panorama musical.
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