domingo, 26 de febrero de 2012

#006

Como muchos sabréis, esta madrugada se entregarán los premios de la academia de cine, los Oscars, o como guste llamarles. Siendo inexplicablemente uno de los premios con mayor estatus, año tras año vemos decisiones más sangrantes que dejan fuera a las películas más transgresoras, una cobardía propiciada indudablemente por la media de edad de los jueces/votantes/whatever (62 años) y con datos tan reveladores como que solo el 13% de los mismos baja de la edad de 50 años.

Si bien los dos últimos años las decisiones han sido de auténtica verguenza ajena, este año se prevee una de los mayores escándalos, con esa soberana tontería llamada 'The Artist' que se alzará posiblemente con la mayoría de los premios "gordos". Ante esto no podemos hacer nada, y más bien por pura catarsis que como carta exaltada-jamás recibida a los de la academia, hoy me dispongo a dar Mis Oscars 2012. Me váis a permitir que no me moje en categorías en las que no he visto a penas nada de cine o no tengo demasiada idea (Película de habla extranjera, cortos, documentales...).

Mejor Película 
 Beginners 

Mejor Director 
Steve McQueen (Shame)

Mejor Actor Principal 
Gary Oldman (Tinker Tailor Soldier Spy)

Mejor Actriz Principal 
Rooney Mara (The Girl With the Dragon Tattoo)

Mejor Actor de Reparto 
Christopher Plummer (Beginners)

Mejor Actriz de Reparto 
Melissa McCarthy (The Descendants)

Mejor Guión Original 
Woody Allen (Midnight in Paris)

Mejor Guión Adaptado 
Aaron Sorkin, Steve Zaillian (Moneyball)

Mejor Montaje 
Contagion

Mejor Fotografía 
Shame

Mejor Banda Sonora 
Cliff Martinez (Contagion)

Mejor Dirección Artística 
Hugo

Mejor Vestuario 
Hugo

Mejor Maquillaje 
Albert Nobbs

Mejor Sonido 
Tansformers: Dark of the Moon

Mejor Efectos Sonoros 
Transformers: Dark of the Moon 

Mejores Efectos Visuales 
Transformers: Dark of the Moon

Mejor Largometraje de Animación 
Rango

Mejor Cortometraje de Animación 
The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore

sábado, 25 de febrero de 2012

#005

Todo cambia y los tiempos avanzan. Los métodos se perfeccionan, y el de contar historias es uno de ellos. No deja de ser paradójico como algunas personas que se autoproclaman conocedoras y amantes de la cultura parecen tener una aprensión hacia los libros, no dándose cuenta de que la mecánica que se esconde tras las consagradas películas o series o lo que se tercie como vehiculo cultural es la misma: la pasión por contar una historia, un pedazo de una vida, de transmitir una experiencia.

Esto viene al cuento de 'The Fantastic Flying Books of Morris Lessmore', el corto de animación que podéis ver haciendo click en la imagen que encabeza este párrafo, y que se encuentra nominado al Oscar por mejor corto de animación este año. Una vida sin libros no tiene sentido. El estigma social que se ha creado en torno a la figura del lector, marginado, aislado, es una de las mayores muestras de necedad de la sociedad y del mundo en el que nos ha tocado vivir. Y es que la lectura es, como vemos en la susodicha obra: magia. Resulta entrañable ver a un medio visual que algunos parecen creer ha venido a sustiuir (justamente al contrario, los medios audiovisuales modernos estarían huérfanos sin el mundo de la historia en papel) a la lectura realizar un homenaje tan puro, tan bello y tan necesario. Porque la lectura nos transporta a otros mundos, puede convertir un mal día en algo mejor, da sentido y color a nuestro mundo interior, y una persona que no lee, está, como nos cuenta el corto, o al menos como me cuenta el corto, incompleta. Por ello, por ingenuo que parezca, os pido que no dejéis de leer. 

Y a William Joyce, que parece ser el mayor artífice detrás de esta obra de arte, pocas e insuficientes serán las veces que se le de la enhorabuena por la misma. Esto necesita un Oscar, a ver si los de la Academia no están tan ciegos como la mayor parte de la gente. 

viernes, 24 de febrero de 2012

#004

Cuando dices "Ok Go", el término que te viene a la mente es "videoclip". No es "música", aunque un videoclip esté directamente relacionado con la música. Son esas piezas de sincronización sacadas del mejor programa de variedades, de la mente del joven más ansioso por conseguir la fama en youtube, las que marcan la identidad del cuarteto de Chicago, cuando en realidad debería serlo su música. Y es que en este caso, la promoción, efectiva, ha dejado en segundo plano al producto.
Esto es una pena especialmente con su último trabajo editado en 2010, "Of the Blue Colour of the Sky". El más dificil todavía que los americanos se han ido exigiendo les ha llevado a un plano en el que son más realizadores de videoclips que músicos, y tras su firme propósito han llegado a deconstruir su propia música en ruido sin sentido. Y es una pena porque con su tercer largo estamos hablando de uno de los mejores discos que se han escuchado últmamente. Descarado y complejo, esta obra es una maravilla de diferentes matices capaz de reflejar la felicidad, la esperanza, el dolor y la fuerza del deseo. Por eso este complejo ejercicio nos deja cortes tan frágiles como "Last Leaf", tan desgarradores como "I Want You So Bad I Can't Breath" y tan esperanzadores como "This Too Shall Pass", una verdadera bocanada de oxígeno. Es una pena de un disco tan completo, con un nivel de composición de guitarra tan cuidado e inspirado (escuchen si no "Skyscrapers" y déjense llevar por una de las más bellas piezas que habrán oido) vaya a pasar desapercibido tras los "geniales" videos que no hacen más que enmascarar la verdadera identidad del grupo.

"Of the Blue Colour of the Sky" es un maravilloso viaje por la mente, corazón y alma de unos músicos que no entienden de restricciones, que encuentran cohesión donde otros verían disparidad de estilos, unos músicos capaces de plasmar un estado de ánimo en una pieza de guitarra y capaces de sintetizar un sentimiento en cuatro minutos. La potencia musical de Ok Go es incontestable, y ahora solo queda que ellos quieran que sea lo que veamos. 

jueves, 23 de febrero de 2012

#003

El cine nos pide que hagamos concesiones. Es algo que nunca me canso de decir a mis conocidos y no tan conocidos, generalmente a toda persona con la que hablo de cine. La ficción requiere esas concesiones, y el trabajo de los profesionales detrás de ella es que estemos dispuestos a hacerlas. Por ello, cuando a pesar de ver una cinta con la mente abierta hay cosas que no podemos creernos es que algo no funciona.


Algo así ocurre con 'Primos'. La comedia de moda española durante el pasado año fue una cinta que siempre me atrajo pero que, por cosas de la vida, no he podido ver hasta hace poco. Siendo la comedia muy posiblemente mi género favorito la cinta tendría medio trabajo hecho, pero algo sucede en este film que no termino de creerme o empatizar con ninguna de las historias que me propone. No me entendáis mal, el trabajo interpretativo está de sobresailente: los tres protagonistas bordan a sus personajes, los humanizan, crean una química única entre ellos, pero a la hora de creernos las historias que nos cuentan, no somos capaces de conceder la posibilidad de que nos parezcan verosímiles. La historia principal, el hilo conductor, el elemento romántico, transcurre de un modo frenético, sin apenas desarrollo, forzado, no entendemos el por qué de lo que está pasando. Al igual ocurre con la trama de Raúl Arévalo, un auténtico robaescenas, la verdadera estrella de la cinta, cuya excesiva implicación en su trama nos chirría cuanto menos. Adrían Lastra, sin duda el mejor trabajo de interpretación de la cinta, es el único que consigue que nos creamos algo, con una historia humana y un personaje entrañable.

El no poder creernos del todo lo que 'Primos' tiene que contarnos afecta a la hora de que no sea nada más que una muy solvente comedia. Aún así, simplemente por devolvernos a un clima familiar, que nos cuenta una historia de realización, que presenta tan perfectamente los valores familiares de apoyo incondicional (¡esa primera escena!), su visionado se torna bastante recomentable. 

martes, 21 de febrero de 2012

#002

Leiva no se encuentra


Resulta paradójico el título del decimoprimer corte de este Diciembre de Leiva, 'Hoy No Me Encuentro', un título que parece reflejar la entera dinámica de este album, que a pesar de tener muy buenos propósitos no llega a encontrarse cómodo en ningún momento, lo cual se refleja en la deriva musical en que se convierten estos tediosos trece temas.


No me entendáis mal, los más fanáticos de los cortes de Leiva en Pereza encontrarán en este trabajo material más que de sobra para verse satisfechos, pero lo cierto es que este es un disco de luces y sombras, y en concreto, muy pocas luces y muchas sombras. Por ello engaña mucho el comienzo, luminoso, con tres temas que son una apisonadora, 'Nunca Nadie', 'Eme' y '92' los cortes más inspirados del disco (no en vano en base a ellos se ha articulado la promoción del mismo). Lo malo es que después Leiva se pierde en una repetición de sonidos, estructuras, y letras vacias que hacen que casi todos los temas suenen prácticamente iguales y que afean la bella factura musical y el cuidado que se ha puesto en una instrumentalización y una musicalización por otra parte impecable.

Demasiado intimista, demasiado continuista, poco arriesgado, si este disco responde a las inquietudes de Leiva de encontrar su propia identidad musical, la poca consistencia del mismo deberían servir de contestación: para todo ying hay un yang, y Leiva necesita de Rubén no a la hora de componer, si no a la hora de elaborar un continuo musical.