lunes, 29 de octubre de 2012

¡Oh, Bobby!

Mañana un servidor cumple 21 años. Y como me han dicho muchas veces, yo, en el fondo, soy un viejo. Por eso no puedo evitar echar la vista atrás. Este fin de semana, mientras trataba de poner orden esa jungla que yo juraría que algun día fue mi habitación, encontré mi vieja colección de cómics. Y aunque tengo las lecturas muy ajustadas para que me de tiempo a leer todo lo que quiero leer en mi tiempo libre, no pude evitar apartar el libro de turno y sumergirme en esas viñetas de mi infancia. 


Debo aclarar que mi afición por los cómics, aunque me viene desde muy pequeño y casi de familia, vive en estos días su apogeo. De pequeño me labré una colección tan personal como incoherente: no sabía ni de autores, series, ni a penas de personajes. De hecho, la unica colección que conocía al dedillo era "El Terrorifico Mundo de Bobby", posiblemente el primer cómic que haya leido. Por eso encontrarme con esa caja (cuyas últimas compras realicé con 14 o 15 años, no en mi más tierna infancia que digamos) fue como ver un reflejo de mi mismo, y como he evolucionado (que ahora no es que sepa demasiado de nada, que digamos: me sigo perdiendo en autores, series y personajes; pero vamos, que algo más sé).

Y es que, joder, antes disfrutaba mucho más todas estas cosas. Recuerdo la tremenda fascinación que me producía el personaje de Veneno (la única cosa que, con el tiempo, di aprendido a dibujar bien), como bajé corriendo para dejarme la paga en la recopilación "Spiderman: Toxin" solo porque me había enterado de la relación con la que este guardaba, y como lo devoré en cuestión de minutos. Y como lo volvía a releer a la semana. Como no entendía de formas, porque aún habiendo tenido el tomo de "Lobezno: Snikt!" durante casi 7 años, hasta ayer no empecé a apreciar lo increible del dibujo, y a la vez la animalada que es reimaginar con ese look tan anime a Logan. Y como su historia que me pareció cojonuda ahora me doy cuenta de que me la han contado infinitas veces. Y como disfrutaba, maldita sea, que al final todas estas cosas se reducen a eso: disfrutarlas.

Y vamos, me váis a perdonar, pero me he sentido viejo este último fin de semana, al menos viejo respecto a ese chaval que llenó esa caja con sus gustos. ¡Yo por este cumpleaños quiero volver a leer comics, ver películas y devorar libros con esa misma candidez!

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